¿Qué pasa con el agua?

Una de las preguntas y preocupaciones que estamos notando día sí y día también es esta en nuestro pueblo, ya que muchas zonas de la localidad se están viendo afectadas por estos cortes diarios provocados por unos trabajos “algo chapuceros”.

¿Cómo es posible que para arreglar una tubería se termine picando otra y haya que arreglar primero la avería principal y después “remendar” la picadura no forzada?

Cierto es que con zonas del pueblo con tuberías con más de 60 años estas cosas pueden ocurrir, pero ¿Realmente cuando arreglan esas averías los que la tienen que arreglar saben dónde picar para arreglar y no destrozar aún más? Nos da la sensación de que los propios operarios parecen ir a ciegas y con improvisación.

Aquí entraría nuestro Excmo. Ayuntamiento y su errática gestión en este tema, ¿quizás organizada a propósito para que los más fieles al partido gobernante enciendan las redes y nos convenzan de que una empresa externa muy cercana al PSOE y a la Diputación nos recoja con los brazos abiertos? Los primeros pasos se están dando porque esa gente ya está azuzando a esa bicha para que su agua con sabor a lejía con detergente, a precio de oro llegue aquí y nos condene a usar agua embotellada, aunque nos tripliquen la factura cada mes. El tiempo lo dirá, pero la agitación y el debate ya están en la calle.

Se podría empezar a solucionar algo el problema, con medios propios si:

Ø Quien provoque una segunda avería provocada por una primera generada por la antigüedad de la red en algunas zonas se lleve un expediente, en caso de ser trabajador del Ayuntamiento o se despidiese a esa persona que provocase ese problema

Ø Se avisará con antelación suficiente de los cortes de agua provocados por mejoras en la calidad del abastecimiento con, al menos 7 días de antelación

Ø Se llevase a cabo un ambicioso plan de detección de tomas particulares de agua que no pasan por el contador habilitado o que, directamente, toman el agua que consumen de la propia red de abastecimiento pinchándola directamente. Que haberlos hay los.

Ø Llevando a cabo un sistema tarifario en el que, calculando el consumo medio de una unidad familiar durante el año, se le estableciese un sistema de penalizaciones proporcional a los hectómetros cúbicos que se gasten de más. Esas sanciones junto con un mínimo del 45% del recibo se destinarían, no sólo a mantener en óptimas condiciones el agua de nuestro pueblo, sino que también ayudaría a que se fuese restituyendo la red de abastecimiento con nuevas tuberías que ayuden a que el agua en aquellas zonas del pueblo donde hay peor calidad.

No busquemos soluciones imaginativas fuera de Villaverde del Río porque no garantizarán que tengamos un agua de mejor calidad, pero sí nos garantizarán entre 25 y 50 años de lejía con detergente a precio de oro, unos 70 euros de media al mes + el correspondiente consumo de agua embotellada o el AquaService de turno.

La cosa no está en Villaverde del Río para bollos. Y aunque el derecho a la protesta es algo legítimo, no juguemos con fuego porque nos podríamos quemar… y de por vida.

Dicho queda